miércoles, 2 de septiembre de 2009

MÁS DE 150 AÑOS GALOPANDO (continuación)


Entramos en la etapa dorada y hay que hablar del primer crack, Wildsun (1956), sacrificado a los primeros colores hasta que se dieron cuenta de su clase; muy mal montado en un Camel, en el que fue distanciado en beneficio de Vamos (Vamos II en el haras) así hasta que lo montó carudel y el caballo fue otro, ganando un Derby de los que hacen afición y un Gran Premio de Madrid fácil, dejando esta vez tras de sí la distancia de la clase, que dicen los franceses. No le gustaba el barro y fue segundo de la competición Francia-España, no teniendo tiempo para venir sobre Cantore, del que tomaría cumplida revancha luego. Problemas físicos le impidieron correr su segundo Gran Premio de Madrid - que en su lugar, ganaría Nembutal - y a los cinco años fue segundo en Longchamp y ganador en Compiegne, sin tener nunca suerte en los recorridos, lo que empobrece su historial de 7 victorias y 7 colocados de 18 salidas.
Fue un grandísimo caballo que en Francia dio pocos hijos, destacando a Wilty - G.P. Nacional - pero en Francia se defendió como buen padre de saltadores. Sé que en el mismo año se electrizaron algunas llegadas, entre Vamos y Ukrania, pero todo esto sólo eran los prolegomenos de la actuación de una extraordinaria generación, la del 58, clásicos en el 61.
Los tres años de 1961 constituyeron una de las generaciones más fuertes que se han visto correr en la Zarzuela. Los Beamonte Nertal, Folie, Vik, junto con Frisco y otros, parecían invencibles, pero surgió el " potro azul ", el grandísimo Caporal que con una facilidad pasmosa fue venciéndoles a todos, ridiculizando en el Gran Premio a la generación anterior. Caporal empezó siendo considerado como un advenedizo frente a los papeles que presentaban los verdiblancos, pero acabó siendo elevado a las cotas más altas de la historia de los hipódromos españoles. Para muchos, ha sido el rey de la Zarzuela y pocas veces se ha visto aplaudir tando a un caballo como a Caporal cuando afrontó la recta final del Derby, dejando una clase tras de sí. La pena fue que sus manos delicadas nos impidieron verle más carreras. Es cierto que entonces se ganaba con facilidad a los franceses del sudoeste en su propia tierra, pero Caporal elevaría aun más el optimismo, al ganar con tres patas el Gran Premio de Bayona, aunque ya en la curva final, notara su jinete la lesión que le alejaría definitivamente de las pistas.

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