lunes, 12 de abril de 2010

CABALLOS EN EL CINE


Miras un potro y te das cuenta que es de primera clase, lo mismo ocurre con ciertas personas; con una Ava Gadner, con un H. Bogart, con una Katherine Hepburn. No es posible engañarse; como no hay posibilidad de engañarse ante el aspecto de un gran caballo en el hipódromo. Con tajante convicción se expresaba John Huston.
No sorprende que al final de sus días, reseñara como las tres sensaciones más intensas y dignas de ser recordadas: la "danza" de su padre - Walter Huston - en El tesoro de Sierra Madre; el mano a mano entre Garza y Manolete; y el triunfal galope del caballo Ribot. Fue criador durante algún tiempo: "Creo que mis pulsaciones nunca han aumentado notablemente cuando tenía puestos unos miles de dólares en la nariz de un caballo; ni siquiera cuando malamente podía permitirme el perderlos. Pero ver a tus crías nacidas en tus establos entrar en los cajones de salida adornadas con tus colores, es una historia bien diferente. Nunca consigo mantenerlas enfocadas con mis prismatáticos; salta fuera de cuadro con cada latido de mi corazón". Como tantos propietarios, se entendía mejor con los jinetes que con los preparadores. Billy Pearson interpretó a un minero bajito en El juez de la horca y condujo a la meta caballos de Huston en la vida real.

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