150 AÑOS GALOPANDO (continuación)

También hay que hablar de Colindres (1924), su madre había estado vacía varios años, pero por fin consiguió ahormarla el vientre el rápido Boo, y luego dió a este castaño oscuro, con un lunar en su talón derecho; que no pudo verse en su tercera victoria en el Gran Premio, pues la corrió tocado y vendado. No sólo fuel el mejor nacional de esos tiempos, sino que batió a 32 franceses en Maisons Laffitte, y en la memoria de los que tuvieron la suerte de verlo, quedó grabado aquel final de uno de sus grandes premios, ganando por un cuello a Centaure -un gran caballo- al que daba 5 kilos. Pese a vivir 22 años y morir de viejo en Alcalá de Henares, su descendencia fue flojilla y sólo obtuvieron sus hijos 59 victorias, pero en todo caso ahí queda su triplete.
Otro fué Jativa (1927), era un alazán "argel tresalbo" con unos grandes blancos que le llegaban por encima de las rodillas y corvejones, era careto y con una mancha blanca debajo del ojo derecho, en fin: una lámina. Ya había ganado en Francia cuando vino a España, y era un poco maniático, como buen hijo de Rabelais, y, por ello, perdió alguna carrera que nunca debió escapársele. Corrió muy poco, dejándonos con la intriga de lo que pudo llegar a ser. Su última carrera fue formidable, batiendo a Atlantida en el Gran Premio de Madrid, pese a haber perdido el látigo su jockey. Apenas padreó, muriendo al inicio de la guerra.
Pocholo (1926) y el buen escocés Who's He (1930), con el que Manolo García perdería un Gladiateur por querer pasar dos veces por dentro en la curva. Por cierto, que corrió en la última carrera celebrada antes de estallar la guerra; fue el 12 de julio de 1936 y cosa curiosa, su hijo Campodron sería el ganador de la primera que se celebró en la Zarzuela en 1941. Para terminar con esa época, hay que citar a Bobi (1931), el llamado rey en tierra de nadie, especialista en Aranjuez, donde obtendría 8 victorias seguidas en su temporada clásica, entre ellas el Gran Premio de Madrid.