miércoles, 24 de marzo de 2010

CABALLOS EN EL CINE


Desprenden aún una rara belleza las respectivas carreras de El Legado Trágico y El Hombre Tranquilo y conservan intacta su fuerza emotiva, las mil y una secuencias con caballos dentro, de La Diligencia a El Gran Combate. Caballos que adquirían en Ford, una especial dimensión acentuada por su manera de filmar, a "camara fija", inmovilidad que hacía a los protagonistas, dueños absolutos de la acción y el movimiento.
¿Hay acaso animal que transmita mayor brío que un caballo?. "En mi pasión por los caballos", - decía el Rey del Western- "hay algo genético; mi padre se pasaba la vida parando caballos desbocados. De hecho, era lo que más le gustaba. En aquella época todos los coches eran de caballos, se plantaba delante comoo un torero (era un hombre alto y fuerte), agarraba al animal y lo ponía de rodillas de un tirón".
Para Ford era determinante que sus actores montaran con soltura y naturalidad, con estilo, y ponía en esta faceta tal empeño, que algunos, como su alumno John Wayne, después, caminaría siempre como si llevara el caballo debajo.

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