lunes, 29 de diciembre de 2008

LASARTE ( continuación)


Y sin apenas tiempo, podremos robar algunos minutos, tendremos que hacer alardes de equilibrismo para buscar un refrigerio, del cuerpo, y del espíritu, comentarios más sosegados sobre detalles hípicos que has valorado en otra medida distinta de la incial. Mientras tanto, los monitores de televisión seguirán repitiendo esa carrera anterior, y las cotizaciones nos empezarán a introducir en las probabilidades de la nueva prueba. Además, un grupo de chaquetillas multicolores circulando entre los espectadores y camino de las órdenes del preparador servirán de último aviso para nuestra siguiente cita.
El baja y sube que conecta taquillas y tribunas, y que actúa como generador de cansancio físico sólo al final de la tarde, agrupará los objetivos, y a veces las ilusiones, de la mayoría de los actores, unos en la pista y otros en las gradas. La bandera y la largada servirán de prólogo a esa largada encargada de igualar las opciones. Después, tendremos que reconocer ese recorrido en punta con una recta final larguísima, las curvas tan sabidas y tan cerradas, la casi imperceptible bajada de los últimos metros, el espíritu luchador del caballo indomable, el cambio de ritmo del ejemplar con clase, la experiencia del jockey veterano, la labor de aprendizaje de aquel jinete que empieza, tantas y tantas cosas, que inconscientemente te verás juntando las manos en un aplauso y gritando el nombre de tu favorito, mientras el ganador cruza el poste de llegada.

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