HISTORIA DE UNA PASIÓN

Pero si, salvando el atipismo de los árabes, que tampoco dejaban de colocarlo, aún sublimándolo en el honor, en disputas locales, el caballo no había dejado de tener su horizonte en una materia tan oscura como la guerra. Grecia, no en vano cuna desl pensamiento, aunque no se distinguió en la cría consiguió separarlo de ese territorio, para llevarlo al de lo estético y lúdico, al incluirlo en los Juego Olimpicos. Por supuesto, es claro que las olimpiadas mismas tomaron su base en la guerra, pero la gran aportación griega fue depurar de ella los aspectos positivos, sacándolos del contexto de la violencia y la muerte, para engrandecerlos a través del, no tan apreciado como merece, concepto de juego. Una vez más, la dignidad humana y la equina siguieron destinos paralelos.
Las carrera de caballos tenían totalmente dedicado el último día de cada olimpiada. El hipódromo de Olimpia sirvió de modelo, tanto para los que posteriormente se construyeron en Grecia, como fuera de ella.