lunes, 22 de diciembre de 2008

LASARTE (continuación)



Si el novel asistente a una jornada lasartearra no queda sorprendido de especial encanto que posee el entorno que le rodea, tal vez debería acudir primero a otro hipódromo y establecer comparaciones, o más simplemente integrarse en alguno de los pequeños grupos en que se divide ese gran mundo.
Hay que acudir a cumplir con lo habituales ritos turfísticos en sus lugares correspondientes: paddock de ensillado, taquilla de apuestas, tribuna, recinto de peso y vuelta a empezar, y en cada uno de ellos oir y dar opiniones, acetar y equivocarse, en difinitiva, empaparse de vivencias. Ese caballo va vendado, no me gusta el tordo, mira la grupa, tiene una muserola nueva, esa chaquetilla, ¿de quién es?, dos veces la gemela 4-9, ¡vaya favorito, está 2 a 1!, otra vez, pierde en la salida, no te encierres, no te encierres, ¡ ese respiro para cuando!, ya pasa y gana, ¡la foto, la foto!, en la próxima nos forramos, ni suda,no se ha movido, no vuelve a asomarse a una llegada, y centenares de expresiones más, de un léxico concreto y que sirve de puente de unión entre las distintas fases existentes pre y postcarrera.

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